jueves, 16 de enero de 2014

Los Indigenas XXI

¿Qué guarda el futuro para los pueblos indígenas de todo el mundo y qué significa ser un indígena en el siglo XXI?

La respuesta a estas preguntas variará bastante entre los 250 á 300 millones de indígenas dispersos por casi cada todas las regiones del mundo. Cada una de las aproximadamente 5.000 naciones indígenas tiene su propia historia, lengua, cultura, sistema de gobierno y modo de vida. Algunos de estos pueblos indígenas continúan subsistiendo de la pesca, caza y recolección de plantas para su alimentación, mientras que otros ahora dirigen empresas polifacéticas.
Los grupos indígenas de todo el mundo tienen en común los desafíos que presenta su lucha para proteger sus tierras ancestrales, recursos naturales y prácticas culturales. El desconocimiento que se tiene tanto de la historia como de la actualidad de los pueblos indígenas dificulta enormemente su pugna en defensa de sus derechos humanos y territoriales. Fuera de un contexto histórico o cultural, es casi imposible llegar a comprender los problemas que hoy día afectan a los indígenas.


Los problemas arraigados en el colonialismo

Al observar los desafíos que afrontan los pueblos indígenas en todo el mundo, es importante tener presente que las causas de muchos de sus problemas sociales, económicos y políticos tienen su origen en las políticas coloniales. A los pueblos indígenas del mundo les une la experiencia común de haber sido “descubiertos” y de sufrir las consecuencias de la expansión colonial en sus territorios, lo que ocasionó la pérdida de un número incalculable de vidas, así como de millones de hectáreas de tierras y de recursos naturales. No se respetaron los derechos más básicos de los pueblos indígenas y fueron subyugados a políticas públicas cuyo propósito era asimilarlos a la sociedad y a la cultura de la colonia. El legado de estas políticas fue, con demasiada frecuencia, la pobreza, un alto índice de mortalidad infantil, el desempleo desenfrenado y la drogadicción con todos sus problemas concomitantes.
La labor realizada por los pueblos indígenas y grupos de apoyo rindió fruto el 13 de septiembre de 2007, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el texto de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Si bien la mayoría de los países miembros emitió un voto favorable, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Canadá y Australia se opusieron a la resolución. Sin embargo, ahora se observa un cambio en la postura de estos cuatros países. Kevin Rudd, primer ministro de Australia, avaló recientemente la declaración, lo que constituye un paso importante para la población aborigen de ese país, así como para los pueblos indígenas de todo el mundo. Y, con la elección en 2008 del presidente Barack Obama, se espera que Estados Unidos reconsidere su voto.
La Declaración de las Naciones Unidas protege la libre determinación política y los derechos de los pueblos indígenas que han sido ratificados en tratados, como es su derecho a “perseguir libremente su desarrollo económico, social y cultural”. En el ejercicio de estos derechos, el acceso y el control de sus tierras ancestrales son condiciones indispensables para la buena gestión de la autonomía de todos los pueblos indígenas, desde las tribus manipuri en la India hasta las poblaciones andinas del Perú, Ecuador y Bolivia.
A la vez que recuperan gradualmente sus tierras y recursos naturales, los pueblos indígenas trabajan para desarrollar sus economías y reconstituir sus comunidades y naciones. Si bien ahora hay muchos empresarios indígenas, no menos asombroso es el elevado número de empresas asociadas por propiedad común de los gobiernos tribales o comunidades indígenas. Estas empresas varían desde las cooperativas de mujeres tejedoras de la zona ribereña del Río Negro de Brasil hasta las empresas de venta de pescado de la población luo de Kenya. En ferias comerciales que se celebran anualmente en Winnipeg, Canadá, y en Melbourne, Australia, se exponen productos y se promueven empresas indígenas. En Estados Unidos, muchos programas sociales y culturales son financiados con ingresos generados por editoriales, centros comerciales y casinos de juegos de azar que son empresas de propiedad indígena.
Según continúan desarrollando su economía y atienden sus problemas sociales, los pueblos indígenas tienen como máxima prioridad la conservación de la cultura, lengua, técnicas de sanación, canciones y ceremonias de sus respectivas tribus. Es un milagro que, frente a enormes adversidades, muchos pueblos indígenas hayan conservado sus conocimientos tradicionales, los valores inherentes que los han sostenido a través del tiempo y su cohesión como pueblos tribales.

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